domingo, 20 de mayo de 2012


Kara Maya: Protohistoria Oculta de América



Ruth Rodríguez Sotomayor, brillante erudita de origen ecuatoriano a la altura de un Zecharia Sitchin, expone en esta notable entrevista en video sus descubrimientos y soluciones al enigma de la Protohistoria Oculta de América, a la que ella prefiere referirse como Preamérica en vez de América Precolombina, para no seguir perpetuando —dice ella— un inmerecido protagonismo a Colón y sus hordas destructoras.
El camino de investigación de Ruth —autora de obras como «Kara Maya: Madre de la Humanidad» y «Runa Simi: Una Lengua Universal en un Pasado Remoto»—, comenzó hacia 1975, cuando descubrió que los topónimos y antropónimos de las culturas del Reino de los Kitus (hoy Ecuador) son vocablos del Sánskrito de la India. Al indagar en los Vedas hindúes, encontró las confirmaciones de que la raza preamericana habría sido la instructora de los Sacerdotes Brahamanes, habiendo arribado a la India en edades remotísimas, donde impartió sus conocimientos sobre Cosmogonía, Ciencias, Arte y Lenguas.
Posteriormente, confirmaría que el Runa Simi, o Quechua Sureño era el Sánskrito primigenio, el Sánskrito aglutinante, de modo que el binomio Aymará-Runa Simi sería la lengua prehistórica de la que se derivarían las lenguas euroasiáticas, a través del Sánskrito. En su trabajo, Ruth expone las evidencias reunidas por muchos años de que las Dinastías Preamericanas fueron las mismas que rigieron en la India, ya que poseían los mismos distintivos reales.
En la antigua Tradición Védica, por ejemplo, se consideraba a Kasyapa como un Prajapati, un Padre de la Humanidad, quien tuvo muchas esposas.
Una de ellas fue la Reina Diti, con quien engendró al Arquitecto y Astrónomo Universal llamado Maya, y a los Gigantes Daityas, que obtuvieron una vez la soberanía de la Tierra y derrotaron a los Dioses Menores. Los símbolos que señalan esta época de los Daityas son los mismos que figuran en las reliquias de las culturas del Reino de los Kitus.
Otra de las esposas de Kasyapa fue la Reina Surasá, que fue la madre de los mil Nawa Mayas ó Kara Mayas, raza destinada a poblar el Patala, que se ubicaba al Este de la India, y que sería nada menos que América. Por esta razón existirían en el Reino de los Kitus (hoy Ecuador) los descendientes del Rey Kasyapa, cuyo nombre habría sido alterado por los Jesuitas y transformado enCayapas.
Precisamente, en su «Historia del Reino de los Kitus», el clérigo Juan de Velasco, menciona el arribo de una raza de Gigantes a las costas de Ecuador. Según Velasco, cuando arribaron los Karas a las costas ecuatorianas, ya sabían de la existencia de los Gigantes que se les habían anticipado, llegando por mar en barcas y que ocupaban una extensa región.
Los Karas, cuya procedencia ignora Velasco, habrían fundado una ciudad llamada Kara, hoy llamada Bahía de Caráquez. Los Karas, eran del Reino del Paraná-Pur, y formaban parte de la poderosa Raza Wara, que estaba integrada por tres grandes ramas:
1) Los Karas, que posteriormente emigran a Europa y Asia y fundan la Karia. Siendo grandes estrategas militares, fueron contratados por los egipcios en tiempos de guerra.
2) Los Tupi Waras, que se asentaron en Anatolia (hoy Turquía), llegando a conocerse como los Hititas.
3) Los Íberos, de Corrientes (Argentina), que emigran a Europa, legando su nombre a la Península Ibérica.
Los Karas y los Íberos dan su nombre al Mar Kara-Íber, el cual sería deformado por los Jesuitas y convertido en Caribe. Etcétera. El trabajo de Ruth reúne las huellas dejadas en todo el planeta por las delegaciones de sabios preamericanos que emigraron difundiendo su cultura en edades inmemoriales.
Los estudios de Ruth son Historia Científica pura. Un paciente, silencioso y arduo trabajo de recuperar pruebas, durante más de 30 años, organizando y unificando datos de inestimable valor que estaban dispersos y ocultos. Es una puesta al día o actualización de la riqueza de los conocimientos ancestrales americanos, expuestos con una nueva y más amplia visión.
Ruth tiene duras palabras para el Establishment de la Historia Oficial, cómodamente apoltronada en su conformismo: