lunes, 17 de agosto de 2009

El Nacional Socialismo en la Actualidad

Miguel Serrano y el Hitlerismo Esotérico en la actualidad

Miguel Serrano, miembro activo del movimiento nazi chileno, es una personalidad clave en el movimiento nacionalsocialista actual. Nació en 1917, y durante la Segunda Guerra Mundial, fue un activo colaborador del nazismo en Chile. En 1947 viajó a la Antártida en una expedición chilena al continente austral, buscando a los supervivientes del nazismo. Entre 1953 y 1962, ejercería como embajador de Chile en la India, donde se convirtió en un experto en las tradiciones, leyendas y ocultismo tibetanos. Más tarde llevaría la embajada chilena en Yugoslavia, de 1962 a 1964, con acreditación en Rumanía y Bulgaria y posteriormente sería embajador chileno en Austria, de 1964 a 1970. Serrano, además fue el representante diplomático de Chile en el Organismo Internacional de Energía Atómica en Viena, y en el Organismo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Industria. Conoció a Julius Évola y mantuvo una buena amistad con Indira Gandhi, Herman Hesse y C. G. Jung, entre otros. Su relación con el Dalai Lama, a quien recibió en India cuando este escapaba de la invasión marxista del Tíbet, raya en la “hermandad espiritual”. No es de extrañar, por tanto, que cuando el máximo representante del budismo visitó Chile, en 1992, se saltara todo el protocolo para acudir a abrazar efusivamente a Miguel Serrano en el Aeropuerto de Santiago, ante la comprensible incomodidad de las autoridades chilenas. La trilogía de Serrano: “El Cordón Dorado”; “Adolfo Hitler, el último Avatara” y “Manu, el hombre que vendrá”, se han convertido en la fuente de inspiración para nuevos colectivos nacionalsocialistas en la actualidad, grupos que pretenden heredar el esoterismo, el misticismo y el heroísmo de la Waffen-SS, los caballeros teutones y su sagrada misión de reencontrar las Fuentes del Conocimiento.


En una entrevista (revista AÑO CERO, marzo de 2003), a la pregunta de “¿Cómo describiría la dimensión mística del Führer?”, Serrano contesta que “Tal y como lo hizo el profesor Jung, quien comparó a Hitler con Mahoma. También como Savitri Devi, quien lo declaró un avatara. Krishna fue un avatara; hay quienes afirman que también lo fue Buda. Es decir, como la encarnación de una divinidad que viene a abrir o cerrar una época en la historia de la humanidad.”

NOTA: Articulo de Ignacio Ondargain

martes, 17 de marzo de 2009

EL RECUERDO DE LOS GIGANTES

LOS GIGANTES PROTO-KHOLLAS


- Extraordinaria fotografía del célebre artista cusqueño Martín Chambi, en donde aparece el

llamado “gigante de Paruro”,

descendiente de los antiguos, al lado de un actual mestizo peruano. (1917).


El punto de partida, inevitablemente, es Tiahuanaco. Llamada en el pasado “Ciudad Eterna”, la antigua Wiñaymarca del gran Huyustus, el primer Gran Maestre de “los sacerdotes salvados de las aguas”. Sin duda, Tiahuanaco esconde el recuerdo de esa avanzada civilización que llegó a tierras andinas de allende los mares. Y para nuestra suerte, aún podemos rastrear la historia de aquel empolvado tiempo. Prueba de ello es el testimonio de Katari, uno de los más grandes quipucamayocs del incanato - aquellos que guardaban los archivos históricos del Imperio - quien comentó a los conquistadores que el legendario Huyustus era un señor poderoso, rubio y de ojos azules, que vino de muy lejos...

Tres horas en automóvil toma llegar desde la capital de Bolivia, La Paz, al yacimiento arqueológico. A casi cuatro mil metros de altura, esta leyenda ya se respira en el Ande. Hoy en día los pescadores del Titicaca - en el lado boliviano - recuerdan la historia de la antigua Wiñaymarca, la morada prehistórica de los “gigantes” que acompañaron a Huyustus. De hecho, el mismo Pedro Cieza de León, reputado cronista español, recogió un dato interesante que sugiere la antigüedad real de esta ciudad: cuando los incas llegaron a Tiahuanaco, la hallaron fragmentada, en ruinas, lo cual ya nos indica qué tenía mucho tiempo de estar allí. Quizá desde los primeros tiempos post “diluvio”. El inca Garcilaso de la Vega, apoyando esta posibilidad, escribía en sus Comentarios Reales (1609) que un hombre extraño apareció en Tiahuanaco cuando “cesaron las aguas”, lo que también nos hace recordar aquella teoría que sostiene una migración de sobrevivientes atlantes hacia la Cordillera de los Andes.
Como fuere, la existencia de gigantes antiguos no nos debe sorprender, por cuanto cronistas de diferentes épocas hacen amplia referencia a ellos. En todas las culturas, encontramos claras alusiones a seres de gran estatura. Por ejemplo, en la India se habla de los Dânavas y los Daityas; en Ceilán de los Râksharas; en Grecia hallamos a los legendarios Titanes; Caldea, por su parte, mantiene en su memoria la existencia de los Izdubars (Nimrod); los judíos los Emins de la tierra de Moab. Y así podríamos continuar ya que la lista es larga. Además, por si el lector aún tiene dudas, existen fósiles de los gigantes, los mismos que alcanzan una estatura de 3.75 a 4.00 metros. No hay que olvidar que los antropólogos han acuñado el término de “gigante pithecus” y “megantropo” para identificar a grupos humanoides de gran estatura, que vivieron hace millones de años en lugares tan diferentes como China, Java y Transwaal. ¿Todos se extinguieron? ¿Cuál fue el origen del gigantismo? Las leyendas incas mencionan a estos gigantes una y otra vez. En el Perú antiguo, por citar un evento, se afirma que en tiempos del incanato hubo una llegada masiva de gigantes en las costas de Lambayeque (!). ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿Tenían relación con la Atlántida y sus supuestos supervivientes?


Una teoría arriesgada para muchos - pero posible- sostiene que el gigantismo se debe a la hibridación con seres extraterrestres de gran estatura; así se habría transmitido el código genético necesario para una posterior mutación. Si fuese así, ello tampoco nos debería sorprender. En la Biblia, así como en otros textos sagrados, existen diversos relatos de la unión de “los dioses” o “seres angélicos” con las hijas de los mortales. Y de estas uniones nacieron gigantes… En Tiahuanaco, a decir del estudioso Guillermo Lange Loma, en su documentada obra “El Mensaje Secreto de los Símbolos de Tiahuanaco y del Lago Titikaka”, los gigantes eran conocidos bajo el nombre de “Antilis” y “Chullpas”, sobrevivientes de un mundo perdido, estableciendo en el altiplano, hace miles de años, una sociedad avanzada que fue la madre del Imperio Inca. No hay que olvidar que para Arthur Posnansky, padre de la arqueología boliviana, Tiahuanaco tiene entre 10.000 y 15.000 años de antigüedad. Y recientemente, gracias al investigador británico Graham Hancock, se ha demostrado que esta fecha no es imposible - basándose en la alineación del templo tiahuanacota de Kalasasaya con la posición de ciertas estrellas bajo la ley del ciclo precesional- . ¿Fueron aquellos gigantes o “antilis” construyeron esta ciudad de piedra y sus túneles en esos tiempos remotos?Seres poderosos que dejaron su huella Según un Quipu ―sistema de nudos para transmisión de información en tiempos de los incas― descifrado por Yutu Inga, los Servidores Invisibles de Wiracocha, el Dios supremo andino, fueron los Huamincas, que eran descritos como “ángeles bellos o resplandecientes”.

Las leyendas andinas atesoran abundantes y extrañas referencias a esos seres poderosos que habrían morado en Tiahuanaco. Aquellos titanes dominaban los elementos, hacían llover fuego, partían la tierra formando quebradas o levantaban cerros. Les nacían alas, y al final, después de prodigar sus profecías se convertían en huacas o númenes protectores. No dudo en que los monolitos de Tiahuanaco encierran los principios de todas las ciencias y artes. Esconden un mensaje.Yendo más al fondo, vemos que similitudes lingüísticas en el mundo nos permiten deducir que la raíz aymará “Ti” del nombre Tiahuanaco o Tiwanaku evoca a la divinidad misma, como el Tien chino, el Theos griego o el Teotl nahuált del México antiguo. Es atrayente conocer el posible significado etimológico de la palabra Tiahuanaco: “tio”, en aymará, quiere decir “dios”; “ti-huan” significa “de dios”, y “aka”, significa “esto”. Entonces Tiahuanaco se traduciría como “esto es de dios”.


Ese contexto mágico-espiritual se percibe cuando se contempla el Inti Punku. Es la pieza lítica que llama la atención a todo aquél que visita Tiahuanaco: la Puerta del Sol. Este bloque de andesita, hecho en una sola piueza de 10 toneladas, contiene un olvidado lenguaje ideográfico que nadie ha sabido interpretar correctamente. El propio cronista español Cieza de León queda extasiado ante su portento.Los indios dicen que la grieta que muestra la Puerta del Sol fue hecha por un “rayo” que del cielo cayó a Tiahuanaco (?). Existen muchos hechos extraños en torno a este enclave andino y la súbita desaparición de sus habitantes.



ARTICULO EXTRAIDO DE :



http://www.legadocosmico.com/

PSICOLOGÍA DEL HOMBRE ANDINO

PSICOLOGÍA DEL HOMBRE ANDINO

Por: Elizabeth Galarza Gonzáles


“El indio no estará satisfecho mientras no entre en posesión de lo suyo”
José Antonio Encinas


La psiquis del hombre andino (‘intijina’) contiene orígenes, procesos y respuestas caracterológicas y hasta genéticas distintas a las experiencias y doctrina elaboradas empeñosamente durante los dos últimos siglos en Occidente. Este hecho, en la actualidad, se manifiesta en gran medida como patología caracterológica y en menor grado como disfunción temperamental.

La patología caracterológica del hombre andino queda manifestada cuando se contempla el ímpetu predominante de la ‘intuición ontonaturalista y vivencial’ sobre el pensamiento crítico. También en el hecho del deterioro (a causa del ambiente enrarecido) de algunas cualidades y procesos psíquicos como la inteligencia, la memoria, la atención, el pensamiento, la voluntad, el sueño, la afectividad, etc. Estas manifestaciones encuentran variadas causas, siendo las más contundentes el arrebatamiento contranatural de la madre (Pachamama) por parte del alienígena contra el hombre andino, la violación de su integridad física, alimentaria y reflexológica y la constancia exponencial del desarrollo de los abusos, injusticias y crueldades cometidos en su contra.

Las variadas e improvisadas políticas de intenciones regeneratorias a favor del hombre andino a través de la República fueron rotundos fracasos porque los psicoterapeutas occidentales no comprendieron nunca que al hombre andino no se le puede curar con ‘remedios’ exóticos y que no sean de su propio terruño. Esta aseveración se ve complementada con las palabras de Encinas: “La redención del indio no es cuestión de caridad cristiana ni de un justísimo reparo que la historia le debe, es un asunto de orden ‘posesorio’” (ENCINAS: 1932: 49).

Sin duda, el hombre andino está todavía enfermo; pero más enfermo está el descendiente del invasor occidental (ambos están en proceso de deshumanización). El hombre andino padece del trauma definitorio de ‘VÍCTIMA’ por el daño y pérdida que se le ha causado y que se le sigue causando durante más de quinientos años. Por otro lado, el enfermo sumamente grave es el perteneciente a la alcurnia invasora que gobierna actualmente el Perú. Él se autodefine como ‘TORTURADOR’. El hecho de interacción entre estos dos sujetos se denomina ‘TORTURA’ que se constituye en histórica y muestra su sintomatología en el afán de querer regresar al pasado y ser cual ellos han sido antes de la tortura (GUILLEMOT en LAJO: 2005: 30).
Antes más que ahora los ‘intrusos occidentales’ con la frenética violencia desatada produjeron impactos lesivos en la psiquis del hombre andino. “Aflicción y temores anublaron su alma, sumiéndole en desánimo y pesimismo, alterando profundamente su ‘personalidad básica’” (VALDEZ: 1985: 154).

Otro rasgo patógeno que quedó estigmatizado en el hombre andino de generación en generación es la ‘DESCONFIANZA’ hacia el alienígena occidental quién ‘torturó a los antepasados de aquél’. A veces el hombre andino se disfraza en el velo de la hipocresía y se torna en diplomático esperando un momento decisivo para reparar en alguna medida el desequilibrio que cometiera antaño el invasor occidental.

La reparación de los hechos que prospectivamente debe concluir en equilibrio tal igual era antaño es el motivo de la supervivencia del hombre andino. Todo el sentimiento, amargura, espina mortuoria que guarda en su interior, en su mónada y budhata se ha exteriorizado levemente en varias oportunidades durante las rebeliones ‘indias’, ajusticiamientos comunales, saqueos, etc.; sin embargo hay todavía bastante sentimiento que guarda en su interior y que lo torna en sujeto reprimido a punto de detonar. Ahora que el hombre andino se vale de otras armas como el de reflexionar crítica e illáticamente, las condiciones de detonación del romanticismo y estructura pasionaria han aumentado exponencialmente. Por eso no sería raro vivir una nueva ebullición social que culmine con lo que empezaba a evidenciar Valcarcel: “De los andes irradiará otra vez la cultura. El indio es el único trabajador del Perú, desde hace diez mil años. El indio lo hizo todo, mientras holgaba el mestizo y el blanco entregábase a los placeres. En la sangre india están aún todas sus virtudes milenarias. El Perú es indio” (VALCARCEL: S.F: 105).

Todo el sentimiento, amargura y espina mortuoria que el hombre andino guarda en su interior es dolor que se expresa a través del “huaino que se abraza, sin querer desprenderse, del chachacomo que se levanta a la partida del camino, a través de la quena por cuyos huecos la noche se lamenta, a través del mitayo que se deja arrastrar por su ‘jefe occidental’” (URIEL: 1973: 110).

Por otro lado y luego de haber esbozado algunas ideas de la caracterología del hombre andino he de remitirme a explicar algunas cuestiones referidas al naturalismo psicológico. El hombre andino es enfermo irrevocable del pecado que cometieran sus padres inmediatos (pedagogía degenerante antigenética y antiselectiva que otrora los curas practicaban con muchos ‘indios’) que constituían una sola sangre. Las taras se vivifican más aún cuando el hombre andino cuya información genética es lineal se torna en sujeto occidentalizado, es decir se aculturaliena o, como algunos intelectuales de gabinete prefieren, se cholifica y se achora (luego de las migraciones a las grandes urbes de la costa). La enfermedad se torna en difícilmente curable. Pues el hombre andino ha sufrido, en este caso, amnesia total y forzada de su cultura primigenia a la que ahora detesta y, al mismo tiempo, es detestado diplomáticamente por los citadinos mestizos y criollos de las grandes urbes. Para constituirse en enfermos radicales.

La disfunción temperamental afortunadamente no afecta a todos y en gran proporción; sin embargo, las nimias evidencias son suficientes para enfermar al hombre andino que cree ser mestizo ‘puro’. El hombre andino es por naturaleza (sólo desde hace unos siglos y después de la invasión occidental) un tipo cuasi esquizofrénico de constitución atlético asténica de acuerdo a la tipología que elaborara Kretschmer (ADOLFO: 1985: 94).

Finalmente, me queda mencionar que las enfermedades psicológicas del hombre andino, en su mayor parte, se debe a la participación maligna de los occidentales (principalmente de los íberos). Ellos a través de la ‘TORTURA’ o del ‘CONTAGIO BIOLÓGICO’ enfermaron al hombre andino.
¿Y la cura? A mi parecer, pasa por la acción terapéutica de tipo político-reivindicativo, es decir, de la reparación en favor del equilibrio pachasófico que existía (empero sin estancarse en el pasado) y de la selección y fórmulas de tipo biológico-genético.


El hombre andino (me incluyo) ha despertado y sus potencialidades que yacían ensombrecidas vuelven a fulgurar. Aún hay mucho por hacer. Todavía hay sumisión y retraimiento exagerados en nosotros; sin embargo en esta hora del Pachakuti dichas manifestaciones deben terminar. “De predominantemente callados, retraidos, sumisos y dobles de frente al opresor, los indios nos tornamos francamente en insubordinados, aguerridos, pujantes, valerosos” (MONTEZ: 1999: 396), preparados para autogobernarnos sin intromisión de los alienígenas.
“¡No mueren las razas. Los ‘indios’ sobreviven toda clase de catástrofes!” (RAMOS: 2007: 203)


BIBLIOGRAFÍA:

ADOLFO OTERO, Gustavo. “Figura y carácter del indio”. Librería – Editorial Juventud. La Paz. Bolivia. 1985.
ENCINAS, José Antonio. “Un ensayo de escuela nueva en el Perú”. Imprenta Minerva – Sagástegui 669. Lima. Perú. 1932.
LAJO, Javier. “Qhapaq ñan, la ruta inka de sabiduría”. Amaro Runa Ediciones. Lima. Perú. 2005.
MONTES RUIZ, Fernando. “La máscara de piedra, simbolismo y personalidad aymaras en la historia”. Editorial Armonía. La Paz. 1999.
RAMOS VARGAS, Franklin Ramos. “La resurrección del indio”. Editorial MARA. Puno. Perú 2007.
URIEL GARCÍA, José. “El nuevo indio”. Editorial Universo S. A. Lima. Perú. 1973.
VALCÁRCEL, Luis E. “Tempestad en los andes”. Editado por la Universidad de San Martín de Porres. Lima. Perú. S/F.
VALDEZ, Abraham. “El indio”. Ediciones Isla. La Paz. Bolivia. 1985.